domingo, 23 de julio de 2006

En la lucha por la democracia: superar las indefiniciones

Periodico Canada Hoy, Vancouver,Can.
23 de julio de 2006


México - A partir de la grafica presentada por el IFE para mostrar los estados de la republica en los que ganó cada uno de los candidatos presidenciales, se ha insistido en que el país esta partido en dos posiciones que se disputan proyectos de nación contrapuestos.

Si bien resulta significativo que quienes votaron por Calderón respondieron al discurso del panista que prioriza el crecimiento macro económico, y que quienes lo hicieron por AMLO optaron por el discurso que prioriza el combate a la pobreza, lo cierto es que el mapa no representa la complejidad de las posiciones políticas que conviven en nuestro país.

La falta de claridad en las propuestas de los candidatos, las ambigüedades con las que cada uno evito comprometerse con determinados temas durante la campaña electoral, genera hoy dudas en el sentido de que todos los que votaron el PAN sean de derecha y que quienes lo hicieron por el PRD sean de izquierda.

En el caso de los votantes por el PRD tiene que tomarse en cuenta que durante el proceso electoral AMLO estableció alianzas con personajes de distinta posición ideológica como: José Guadarrama en Hidalgo, Jesús Gandarilla en Chihuahua, Arturo Núñez en Tabasco, Alberto Durazo en Baja California, Manuel Camacho, Marcelo Ebrard, Jaime Sabines, entre otros, que difícilmente se sumarán a la lucha por las reivindicaciones de un proyecto de nación progresista, de izquierda y, por lo tanto contrario al neoliberalismo. Muchos de quienes se sumaron al PRD durante esta campaña lo hicieron más por pragmatismo que por convicción ideológica.

El mismo AMLO fue poco contundente durante la campañaa con relación a temas definitorios como: La represión en Atenco, el aborto, rescate bancario, la inserción de México en la globalización, integración latinoamericana, los contratos de servicios múltiples para la explotación de gas natural, las sociedades de convivencia (que rechazó siendo Jefe de Gobierno) , la reforma del Estado, un gobierno semiparlamentario, el área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), las prioridades de México en la agenda bilateral con Estados Unidos, reforma hacendaria integral, reforma laboral, comercio informal, entre otros temas.

El énfasis en el programa y en el proyecto de nación que se defienda, resulta importante para cualquier lucha política, y en cualquiera de sus etapas, porque determinan el horizonte ideológico de la lucha y las razones por las que habría de lucharse independientemente de la trinchera donde uno se ubique.

Si bien es cierto que por ahora, en el periodo que corre de aquí al limite del 31 de agosto cuando el Tribunal Federal Electoral dé a conocer su veredicto sobre los resultados electorales, lo prioritario es tener la certeza sobre el conteo de los votos, no deja de ser preocupante que AMLO no haya hecho ninguna mención a los contenidos de su programa alternativo de nación -que para estas fechas debiera estar ampliado con lo que encontró en su recorrido por el país- en alguna de las dos gigantescas manifestaciones que ha encabezado después de la elección.

Para la lucha por la democracia no debiera resultar ocioso insistir en el objetivo último por el que se busca la presidencia, no sólo para evidenciar las diferencias que se tienen con el candidato de la derecha y los peligros que éste representa para el desarrollo de nuestro país, si no para evitar que las movilizaciones se vuelvan personalista y se concentren en llevar a alguien a la presidencia.

Las movilizaciones por el recuento de los votos abre una nueva etapa de lucha política. Muchos ciudadanos que el pasado 2 de julio votaron por Andrés Manuel ya no se han sumado a ella porque consideran que representa aferrarse a la lucha por el poder. Por el contrario, muchas organizaciones sociales que no promovieron el voto porque consideraron que ninguno de los candidatos representaba los ideales de la izquierda, se han sumado ahora a las movilizaciones convocadas por AMLO.

Estas organizaciones, como la Promotora de Unidad Nacional Contra el Neoliberalismo y otras participante en los Diálogos Nacionales, no debieran perder de vista la carencia de definiciones político ideológicas del PRD y su candidato, de tal forma que si por principios se han sumado a la lucha contra el fraude, por principios también debieran proponer al PRD, a AMLO pero sobre todo a los cientos de miles de ciudadanos que también se están movilizando los contenidos programáticos e ideológicos que justifican esta lucha.

Hasta ahora, Andrés Manuel ha preferido un discurso de sensibilización sobre los ataques que ha sufrido desde el poder y, en todo caso, ha limitado sus objetivos al no retroceso de los avances democráticos. Esta falta de profundidad implica la renuncia de facto a la aspiración de un movimiento social formado y educado políticamente. De tal manera que se corre el riesgo de generar un apoyo popular basado más en la fe que en el acuerdo de fondo, dando paso, entre otras cosas, a la intolerancia para con quien no se ha sumado incondicionalmente a la persona de AMLO como Cuauhtémoc Cárdenas o el EZLN -a quienes se culpa de la derrota del PRD sin profundizar en las razones que cada uno expresó para no sumarse a la campaña- sin criticar siquiera a las alianzas ideológicamente contradictorias o las inconsistencias del discurso del candidato presidencial.

Como ha dicho Guillermo Almeyra, cualquier lucha social debe orientarse por la propuesta política y hacia la organización popular. AMLO tiene ahora la oportunidad de apuntar hacia allá, tiene incluso, gracias al renovado y decidido apoyo que ha recibido de cientos de miles de ciudadanos y organizaciones sociales, la posibilidad de comprometerse con posiciones claramente definidas a la izquierda y de regenerar sus alianzas para sustituir al pragmatismo ex priista, y al corporativismo del PRD, por las fuerzas sociales del campo democrático nacional.

Ante la decadencia política, ideológica y organizativa del PRD y del sistema político en su conjunto, la refundación de la política es hoy más necesaria que nunca. ¿Estará dispuesto Andrés Manuel a promover nuevas formas de hacer política así como a asumir las definiciones progresistas con las que hasta ahora no ha querido comprometerse? Al tiempo.