domingo, 26 de diciembre de 2010

Los Demonios de Vic Chessnut





Milenio Diario - El Angel Exterminador
26/12/10

Víctor García Zapata

Saben los Cowboy Junkies que toca a los vivos preocuparse por la muerte del fallecido. Por ello, sin más herramienta que un disco conceptual, se lanzan y arrastran al peligroso ruedo de hurgar en la mente, tan brillante como enmarañada de quien compuso todas las canciones: Vic Chesnutt.

Vic Chesnutt abrió su último disco (At the cut, 2009) gritando: “soy un cobarde”. La Pithcfork Magazine lo calificó como un grito “agónico” y “escalofriante” pero nadie supuso que se trataba de una advertencia del suicidio 24 de diciembre de hace un año. Se daba por superada, para menesteres fatales, la paraplejia que desde los 18 lo aquejó, sobre todo por qué con la guitarra mostraba tener la situación controlada y porqué por meritos propios ya había logrado ser reconocido como uno de los compositores de “música contemporánea norteamericana” más relevantes y emblemáticos.

Pero sucedió. “Dejó una nota” dijo Kristin Hersh y a pesar de todo sorprendió: como si siempre se hubiera dado por hecho que la constante menciones depresiva y suicidas a las que Chesnutt acostumbró en sus discos, no eran más que recursos expresivos y, en todo caso, diques contra la inmolación. Pero sucedió y resulta, entonces, tristemente pertinente la edición del álbum Demons de los vaqueros adictos de Canadá.


Siempre fue más fácil escuchar a Vic en voz de otros. Su permanente languidecimiento, su arrastrar las silabas hasta la desesperación, ese minimalismo que rayaba en lo plano más un coloquialismo tan cínico que incomodaba, fueron las características que lo configuraron como genio pero no como alguien siempre fácil de escuchar. No por nada el éxito y la relativa fama lo alcanzaron hasta que Soul Asylum, Madonna, Garbage, Indigo Girls, entre otros, grabaron sus canciones en el disco “Sweet relief II: The Gravity of the situation” (1996) concebido para juntar fondos que ayudaran a pagar su tratamiento médico.
En “Demons” es de esperarse que se mantenga el minimalismo característico también de los Junkies, pero seguro que la sordidez del personaje será sustituida por la dulzura y profundidad de la vocalista Margo Timmins. Calidad y atmosfera espectral no faltarán.

Vic nació en Jacksonville Florida en 1964 pero eligió como ciudades adoptivas unas coordenadas geográficas determinantes para su proceso creativo: La ruralidad de Nashville y la intelectualidad de Athens. Del primero los vientos confesionales del segundo el snobismo necesario para deconstruirla. Tocando en un bar universitario del segundo impresionó a Michael Stipe, vocalista de REM, quien a partir de ahí volviose su mecenas y produjo sus dos primeros discos: Little en 1990 y West in Rome en 1991), “en 1991 me mudé a Georgia en busca de dios, pero en su lugar encontré a Vic. Descubrirlo me cambió la manera de escribir canciones. Siempre estaré en deuda con el” declaró Stipe.

Se instaló en el mapa “indie” vitalizado por los circuitos de radios universitarias. Ya desde entonces explotaba su capacidad lirica influenciada por Emily Dickinson y el omnipresente Walt Whitman. Pero, sobre todo, ejerció tan orientada desestructura como para asimilarlo a la tradicional y libertaria poeta anglo – jamaicana Stevie Smith (1902 – 1971), “Vic – describió Jonh J. Sullivan - resucita y deforma sílabas que tenemos, por costumbre o pereza, casi en el olvido."

Se volvió entrañable a pesar de que ello nunca pareció sentarle. Gustaba más bien de retar con su imagen de marginal, como si nunca quisiera escapar de periferias emocionales y como si nunca quisiera dejar de ser confesional: “La música de Vic es como una conversación abierta, solo de escucharlas sientes que se convierte en un amigo muy querido”. Decía la cantante de country Naci Griffith.

Su mejor amiga, la ex Throwing Muses, Kristin Hersh, fue la primera en dar la noticia del suicidio mediante un “tweet. No se sabe si la sobredosis de relajantes musculares fue intencional o no, pero, en todo caso, resulta acorde con sus depresiones y con las constantes referencias necrófilas en sus canciones. Además. No se le puede quitar responsabilidad en la tragedia al privatizado sistema de salud estadounidense. Para nadie es secreto que las deudas de Chesnutt no eran pocas y por ello se han realizado ya varios eventos de recaudación para ayudar a su familia.

No es esta la primera “colaboración” entre los canadienses y Chesnutt. Las más memorable fue en 2008 cuando los Junkies regrabaron la versión de 20 aniversario del seminal “Trinity Sessions”. La nuevas versiones incluyen las improvisaciones que reinventaron las originales: Natalie Merchant dio brillo a “Misguised angel” pero Chesnutt profundizó el toque lúgubre que la Iglesia de la Trinidad en Montreal otorgó de por sí.

Aun no puede augurarse que temores y complejos ayudará a revelar pero seguro que además de por “amoroso” como lo describió Timmins, Demons augura que será un albúm referencial para rastrear una vida que no requería de apagarse para obtener el carácter de hítico. “siento que murió el último de una especie” dijo Hersh.