jueves, 20 de noviembre de 2008

London After Midnight en México. Oscuros comunistas...de boutique.


Víctor García zapata
Milenio Diario, 19 de octubre de 2008

Sean Brennan y su concepto London After Midnight son, en varios sentidos, un lugar común del rock dark- gótico: Su andrógina pinta basada en una especie de forzada tristeza en un rostro repleto de maquillaje blanco palidecente provoca más ternura que terror. Tomaron su nombre de otra disciplina artística, en este caso copiaron el de la película de terror de 1927. Son más famosos en México que en cualquier otra parte del mundo, y, entre otras cosas, no se reconocen como góticos y aprovechan cualquier oportunidad para deslindarse de la sub cultura en la que casi todos son, al menos visualmente, iguales a ellos.

Pero, esquizofrenias a parte y la verdad sea dicha, también hay razones para creerlos poseedores de una personalidad propia que les ha redituado en casi 20 años de carrera y en vasto prestigio dentro del “movimiento oscuro”. No por nada el impacto que me produjo verlos el 31 de enero 1997 en el Rockotitlán de Avenida de los Insurgentes. Por lo mismo fue quizás, el portazo masivo en el todavía Salón 21 aquel 18 de septiembre de 4 años después, y por algo ha de estar siendo la alharaca que se ha armado en los bajos mundos con miras a su presentación del próximo sábado 22 de noviembre en el Circo Volador, para presentar el esperado tercer disco de rolas originales de su carrera (el anterior, Odities de 1998, es una colección de remixes)

La calidad de sus discos anteriores fue lo que inicialmente despertó el interés. El primero “Selected escenes from the end of the world” (1996) irrumpió en los circuitos de la música alternativa de aquellos días como el relevante documento musical que revivió el tradicional sonido angustiantemente atmosférico del dark de los 70, considerado como la primera generación, para fusionarlo con elementos de garage, y de death rock, y crear ritmos lo mismo etereos que bailables. De ahí el hit “sacrifice” tan romántica y cursi como propicia para su reproducción en el MTV de la época. Suficiente para alternar con The Cure, Green Day, y otras luminarias en festivales de Verano. El segundo “Psycho Magnet” (1996) es un álbum mucho mejor producido pero con ritmos más ambientales y menos melódicos que terminó por confirmar su relevancia en los circuitos subterráneos pero enterró sus guiños al “mainstreem”. Desde entonces firmaron con la disquera Metropolis, independiente pero con gran capacidad de distribución en todo el país.

Su presencia escénica no es poca cosa. El histrionismo del vegano Brennan y la complicidad de todos los demás, que son miembros itinerantes del grupo, construyen momentos sumamente expresivos en torno a una teatralidad romántica, introspectiva y sórdida que deriva en toda una representación idílica del ambiente underground.

Pero su tercer álbum, “Violents acts of beauty”, editado tardíamente a finales de 2007 es el que confirma que Brennan y su concepto LAM son distintos a la mayoría de los grupos “darkys”. Incluso, las platicas de pasillo del Da Da X del Centro Histórico, el Under en la Colonia Roma entre otros clubs en cuyas pistas de baile sobrevivieron los 9 años de ausencia discográfica, lo revelan como un disco controvertido. Por un lado, porque su estilo rock – dark se desplazó sin recato a una categoría electrónica casi industrial coqueteante con ritmos EBMs (Electronic Body Music) mucho más ligeros y accesibles, aunque, hay que decirlo, que una buena dosis de arreglos guitarreros, flauta y otros vientos, que logran una brillante y enérgica aunque poco ortodoxa producción.

Pero, sobre todo, rompieron esquemas y expectativas porque a costa de un otrora contenido poético en las letras, ahora priorizaron un ideario político que se había mantenido latente pero confuso.

La decadente situación en la que Bush deja al país entero parece haber sido la razón principal por la que Brennan, que tantos cuestionamientos había recibido por iniciar la canción Revenge del primer álbum con el sampler de un discurso de Hitler, decidió aclarar cualquier duda construyendo un posicionamiento directo y panfletario sobre el estado de la cosas.

Ahora no dejó nada en el tintero: Denuncia la caída de la moral y la ética en (“The beginning of the end”), ironiza sobre el pensamiento fascista que los republicanos imponen a su país (“Are you felling fascist”) Amenaza con movilización para romper esquemas tradicionales (“Nothing sacred”) da cuenta de la enfermedad de poder de Bush (“Complex messiah”), advierte la censura y el maniqueísmo (“America is a fucking disease”) y desafía cualquier concepción sobre la responsabilidad de los soldados en la guerra cuando dice: “No me importa si te lastimas, no me importa si estas ciego, si ya es muy tarde para convencerte (de las mentiras para justificar la invasión a Irak) entonces puedes morirte” (“Republic”).

Ya de por sí, el arte del disco anuncia una posición más anarco - comunista que gótica en tanto que sustituye las habituales telarañas por puños en alto y siluetas que refieren al ejercito rojo, pero por si algo faltara, el estupendo cuadernillo incluye un manifiesto que comienza: “Estamos viviendo tiempos de grandes disparidades, en los que nuestro Gobierno lo ejercen corruptos que prefieren ser cómplices de la grandes corporaciones que quieren mantenernos ignorantes y apáticos ante la situación” que sigue: “nos han vendido una idea disfuncional de sociedad que solo alimenta las ansias de poder de los gobernantes a los que nada les importamos” y que termina: “ Ahora es el tiempo de desafiar a nuestros lideres fascistas, estamos en nuestra ultima oportunidad de cambiar el mundo y basar nuestra existencia en los valores de la libertad, el enriquecimiento intelectual y la evolución”.

jueves, 13 de noviembre de 2008

lunes, 3 de noviembre de 2008

Noche de Halloween: El fantasma de Obama recorre D.C


Víctor García Zapata
Milenio Diario, 2 de noviembre de 2008


Dos sorpresas se llevó Chris Martin las noche del 31 de octubre en Washington D.C. La primera fue que el y sus colegas de Coldplay lograron abarrotar el Verizon Center en plana noche de Halloween. La segunda: que por más que trató de despolitizar el recital lo cierto es que la euforia por la posibilidad de triunfo de Barack Obama en las elecciones presidenciales de 4 días después, perneó irremediablemente en el ambiente del concierto y de toda la fiesta de noche de brujas en la ciudad capital.

Uno a uno Coldplay fue desgranando sus éxitos tipo “Clocks”, “Yellow”, “The Scietist”, “Fix you”, “Viva la Vida”, entre otros acompañados, como siempre de los espectaculares juegos visuales y de luces que acostumbran en sus conciertos, pero ahora fueron acompañados de tanatos disfraces como personajes ficticios pueden encontrase en la cultura popular estadounidense. Está noche cualquier ridículo está permitido y nadie iba a dejar de aprovechar la oportunidad solo por atender a la convocatoria del grupo ingles, por el contrario, se trató de la vitrina especial para lucir los atuendos seleccionados para la ocasión.

Quizás por la emoción de sentirse capaz de desafiar a una de las principales tradiciones de nuestro país vecino, fue que Martin prefirió guardarse sus posiciones políticas para otra ocasión. Pero no pudo escapar del todo. No pocos disfraces incluían algún complemento alusivo a la dupla Obama – Biden, pero además, el jubilo fue más del esperado cuando como por cumplir el requisito el vocalista tuvo a bien decir: “Obviamente queremos que gane Obama, pero ese no es nuestro asunto, nosotros nos dedicamos solo a tocar canciones”.

El concierto contuvo por más de dos horas a más de 20, 000 almas que inmediatamente después explotaron para innundar la ciudad donde se toman las más importantes decisiones políticas del mundo. Tantas identidades pudieron reconocerse que Joaquín Sabina quedose corto: “Picapiédras”, “campanitas”, “princesas Leas”, algunos “Michael Phelps” que murieron de frío, mascaras de “scream” que además de lugar común no dan miedo a nadie, “Marios Bros” que aunque lugar común logran arrancar sonrisas, jugadores futbol que demuestran que el soccer todavía es exótico en estos lares, uno, dos, tres, chapulines colorados ejercidos, obviamente, por sudamericanos matriculados en Georgetown, algún elegante y desafiante Vladimir Illich Lenin, “vaqueros del oeste”, “spiders man”, policías a caballo que no era disfraz pero que sirvieron a todos para tomarse fotos y complejizar aun más el atuendo. No faltaron los piratas cojos con parche en el ojo, pero esta noche fue evidente que la mayoría eligió vivir la vida del magistral “Guason” a la Heath Ledger del último Batman.

Las calles se volvieron ríos de gentes y las ya de por sí multiplicidad de identidades que la migración da a esta ciudad como todas las de Estados Unidos, se multiplicó con la impresionante variedad de disfraces. Pero este año sirvió todo el ritual para evidenciar las expectativas puestas en el próximo martes.

Así que por más que Fox, la cadena de Televisión, se empeñe en denostar Obama tachándolo de “socialista” (ojala) y de “amigo de terrorista”, la noche de “trick or treat” en los alrededores de la Casa Blanca fue el mejor escenario para comprobar que no solo se trata de sacar a Bush si no de entregarle la rifa del tigre a quien genera tantas expectativas como para convertir la noche de disfraces en toda una manifestación política. Un “staffer” de Maccain recorría las calles pidiendo trabajo ante su inminente desempleo, un “Kaney West” saludaba a todos pidiendo el voto por su colega de color”, una “novia” albina caminaba a prisa para casarse con el próximo presidente negro y un “Obama” que pareció haber comprado su mascara en alguna vecindad de la calle de Colombia de nuestro Centro Histórico, provocó ovaciones multitudinarias a su paso. Varias de las esquinas que atraviesan la parte Northwest de la calle M, o en el DuPont Circle fueron el escenario perfecto para que el aglutinamiento provocara el cántico de las tres silabas (O – ba – ma) nomás para pasar el tiempo.

Esta noche la sobriedad que domina a la capital del imperio devino en jolgorio y perdió toda neutralidad política. Seguro que pocas veces algún político se había introyectado tanto en el animo de los jóvenes que poco votan en Estados Unidos, pero a juzgar por la noche de Halloween en D.C. el “afro” de Illinois ha logrado dotar de un animo creativo e innovador a la acartonada política de su país.