jueves, 18 de octubre de 2007

The Adicts en México


Víctor García Zapata

Milenio Diario 15 de octubre de 2007

¿Cuántos grupos de punk nacidos el mismo año que el punk mismo, en 1977, pueden presumir seguir activos 30 años después? Más aún, ¿cuántos grupos de cualquier género pueden jactarse de mantener su alineación original después de tantos años?.

La respuesta requiere una investigación que seguramente ofrecerá poco nombres. The Adicts es uno de ellos y ahora, tres décadas después, lejos de aquellas épocas pero justo a tiempo para reconocer su persistencia contra la tentación de alejarse de la “rebeldía juvenil”, visitan la ciudad capital los próximos 18 y 19 de octubre.

Aunque creados en 1977, ciertamente son poco los registros que sobre los Adicts pueden encontrarse en los primeros años del punk. Nunca alcanzaron la espectacularidad de los Sex Pistols, ni la relevancia de The Clash, pero con el pasar de los años su añejamiento adquiere trascendencia en un circuito musical donde lo que abunda es lo efímero y lo desechable. En gran medida, los Adicts son hoy por hoy los principales voceros y continuadores de la tradición punkera originaria.

Provincianos de Ipswich, uno de los pueblos más viejos de Inglaterra, lograron tocar en Londres hasta 1979, en el famoso por alternativo barrio de Camdem, a partir de ahí comenzaron a generarse un sólido grupo de seguidores que aunque no muy numeroso resultó lo suficientemente fiel como para volver famoso al camión que los trasladaba a todas las tocadas de sus nuevos ídolos.

Personaje importante en el desarrollo de los Adicts, fue John Peel, legendario Disc Jockey ingles por cuyos programas de radio han pasado todo tipo de luminarias musicales para grabar versiones demos de sus rolas: Dire Straits, Pj Harvey, The Cure y muchos más. A los Adicts, Peel les produjo sus primeros sencillos, varios de los cuales formaron parte de su primer álbum: Songs of Praise de 1981.

Después de eso los Adicts han grabado siete álbumes en estudio y tres en directo más una buena cantidad de recopilaciones, con los que han ganado varios primeros lugares en las “Indie charts”.

Su estilo, aunque siempre guitarrero, demuestra sus ánimos renovadores: “Quizás no somos un grupo de punk duro y puro, pero si siguiéramos componiendo como al principio, ya nos hubiéramos aburrido”, explicó el vocalista Kid Dee en una entrevista que le hicieron punks brasileños. Hoy incluyen violín en sus arreglos, algunas baladas y otras rolas fácilmente catalogables como rock urbano.

Kid Dee en la batería, Monkey vocalista, Pete Dee y Scruff en las guitarras, Mel Ellis en el bajo y Danny Graciano en el teclado, los “Adictos” a la música y los escenarios como ellos mismos se describen, irrumpieron en una escena punk “trascendentalista”, con una imagen propia desgarbada y divertida, basada en su pinta a la drugos”, los chavales desquiciados que protagonizaron la película setentera de Stanley Kubrick La Naranja Mecánica, asociándose mucho más a los austeros New York Dolls o a los Ramones de Nueva York que a los rebuscados grupos londinenses. Lo suyo son los dos acordes rápidos capaces de parir melodías accesibles y pegajosas, pero no por ello frívolas.

Si bien con ligereza, sus letras siempre han expresado preocupaciones propias de la juventud inglesa de finales de los 70s, muchas de esas causas, vigentes hasta nuestros días, como la celebre “Jonhy was a soldier de 1982: “Jonhy era un soldado y sin saber porque fue enviado al medio oriente, no cuando regresó quizo bailar, quizo formar una banda pero ya solo tiene una pierna”, fue su peculiar forma de denunciar las atrocidades de la guerra. “Nuestras letras son sobre la desilusión que domina a la sociedad, el desempleo, con nuestra propia actitud, por eso somos una banda de punk porque hacemos todo a nuestro estilo”, esa es la esencia de los Adicts”. Explicó Monkey, el guitarrista. Y para muestra basta el botón de “Viva la Revolution”, su rola más conocida, todo un himno de rebeldía cantado a ritmo tan festivo como inimaginable para los azotados cantantes de trova latinoamericana.

Las tocadas de la próxima semana será las primeras en México y destilan la famosa frase punk de “Hazlo tú mismo” por donde se les vea, pues no se trata de eventos armados por algún mega corporativo, sino creación pura y llana del colectivo “The Real Under” que vasta experiencia tiene ya en eso de la organización y la logística de eventos subterráneos.

La cita es este jueves 18 y viernes 19 en el salón Cultural Roots ubicado en Tacuba 81 en el mero Centro Histórico. Para mayores informes consulte: www.theunder.org.

lunes, 8 de octubre de 2007

30 años de punk en México



Víctor García Zapata

Condenado al sin futuro desde los albores de su nacimiento, el movimiento punk superó la juventud y cumple tres décadas de existencia.

De 1977, -cuando miles de mozalbetes londinenses se revelaron a la opresión impuesta por el régimen de Margaret Thatcher - a la fecha, el punk ha sido una de las contraculturas más visibles y, por ende, de las más temidas por los partidarios de las buenas conciencias. No pocos han sido los obstáculos para su sobre -vivencia: Represión policíaca, cotidiano desprecio ciudadano y, entre otros, vanalización y comercialización de sus formas de expresión como la música, y de sus códigos visuales: Avril Lavigne, por poner un ejemplo por demás elocuente.

Basado en la idea de la autogestión frente a las privatizaciones y frente al asistencialismo gubernamental, que a la postre resultan opresivos física y emocionalmente, el punk se ha expandido en múltiples formatos: colectivos activistas, bandas musicales, bandas callejeras, fanzines (revistas), y ello, por supuesto no podía pasar desapercibido en cualquier latitud donde sobrevive un punk. En México tampoco.

El punk que nos enseñó a vivir

“1977 – 2007: El punk que nos vio nacer y nos enseño a vivir” fue el nombre del encuentro con el que 12 colectivos nacionales tuvieron a bien conmemorar los 6 lustros de la identidad que los arropó.

Conferencias, videos, platicas, tocadas y nostalgias fueron las actividades que del 28 de agosto al 2 de septiembre dieron vida a tan peculiar y “picudo” convivio cuyo principal acierto parece haber sido el juntar no solo a varias generaciones si no a diversas corrientes del movimiento en nuestro país, con el objetivo de recapitular, interpretar y proyectar el papel del punk en un mundo capitalista totalmente ajeno a su reivindicaciones libertarias.

Ninguno de los casi 200 asistentes lo cuestiona: la principal influencia vino de Inglaterra. En 1977 los Sex Pistols editaron su primer disco y ello generó la oportunidad de oro para que el punk que se venia gestando desde varios años antes como forma de expresión del descontento juvenil, estalló en las calles y se puso a la vista de todos. Ya después, la exploración musical y el cauce político de The Clash; y la coherencia y radicalidad de The Crass, fueron reivindicaciones casi unánimes.

Resultó inevitable reconocer a los tijuanenses de Solución Mortal, quienes a mediados de los 70s fueron los encargados de introducir en México a grupos estadounidenses como los Dead Kennedys, o a los Dangerous Rythm antes de castellanizar su nombre y darle un toque guapachoso a su música. Tampoco faltó mención a Hysteria y Atoxxxico, pero tema especial mereció el Masacre 68 que a finales de los 80s propuso el grito de “no estamos conformes” para dar voz a la generación más esplendorosa del punk en nuestro país. En el encuentro su vocalista, el mítico Aknes, tuvo que soportar o esquivar cuanto reclamo le llovió por dedicarse ahora, 20 años después, a mantener la tienda de ropa que viste a los espurios “happy punks”.

Necesario y justo el recuerdo a bandas callejeras como los “Mierdas punks”, “los rotos” y los PND (en ingles: el punk no ha muerto) que disputaban territorios y atemorizaban viejitas allá en Los Reyes la Paz, en la San Felipe de Jesús, San Bartolo Ameyalco y otras zonas conturbadas.

Papel especial jugaron las mujeres, quienes lo mismo expusieron la problemática de machismo que subsiste al interior del movimiento punk, que confesaron las satisfacciones que pertenecer a este les ha dado. La Zappapunk prendió a todos con sus dotes de animadora, Margarita profundizo en el análisis de la experiencia, pero Doña Angela se llevó los aplausos cuando narró los sucesos que desde 1968 la llevaron a ser punk y mantenerse así a sus 75 años: “Mi hermano estudiaba en la prepa donde empezó el conflicto estudiantil, por el me involucre en el movimiento y entendí que si no desafiaba las costumbre tradicional pronto mis papas me iban a casar y a meterme a cocinar para mi marido, desde entonces me volví punk… en un libro de Tere Estrada me bautizan como la mama del punk, yo no se si sea cierto pero me da gusto ver que he tenido un chingo de hijo”.

Sórdidas pero ilustrativas resultaron las experiencias del “Reyes”, un peculiar “punkhomeles” que llevó al máximo el principio de la autogestión y allá por los 90s se autogestionó vivienda, junto con muchos otros punks, en el legendario Basurero de Tlayapaca. Por si sola llegó la remembranza a las Jornadas “Caos Urbano” que se realizaron en 1996 en la Glorieta del Metro Insurgentes y que contribuyeron a que los punks dejaran de ser testimonio mítico exclusivo de la periferia, ó las “No Caos” con las que los punks se sumaron al movimiento del Sindicato de Costureras, tratándose, en muchos casos, de apoyar a sus propias progenitoras.

La consistencia de la JAR

Entre las historias recurrentes estuvo aquella del rechazo de la izquierda institucional hacia los eventos punks allá en los tiempos del, Partido Comunista el PSUM y otros. Y es que los punks siempre han mantenido una lucha antisistemica, por una moral colectiva y solidaria que no permita a nadie el monopolio de la violencia y que promueva la elevación de la conciencia al grado de generar relaciones sociales autorreguladas, es decir se trata de una apuesta filosófica muy alejada de la de las reformas de los Partido Políticos.

En ese contexto es que se vuelve significativa la existencia de la Juventud Antiautoritaria Revolucionaria (JAR), convocántes al encuentro y uno de los colectivos mas consistentes del circuito punkero nacional. La JAR se fundó en 1993. Una de sus primeras acciones fue la celebre protesta contra el Mcdonalds de Zona Rosa que por culpa de grupos ajenos terminó en violencia y en posterior persecución sistemática contra los punks de la Ciudad de México. Ya después vinieron los zapatístas, quizás el único movimiento social de alto perfil que ha apoyado a los punks, y dedicaron buena parte del tiempo a realizar acciones de solidaridad con las comunidades indígenas autónomas. A lo largo de estos 13 años también se han involucrado con el sindicato de costureras, han generado fanzines, radios alternativas y talleres de software libre, huertas comunitarias, y han producido decenas de eventos subterráneos con grupos musicales de México, España, y Estados Unidos. Una de las creaciones más visibles de miembros de la JAR es el club The Real Under, antro de música dark, punk, 80s, que hoy constituye toda una aportación a la diversidad de la vida nocturna de nuestra ciudad capital. Para mayores informes consulte su cartelera: www.therealunder.org
Raul Senk, mejor conocido como el KB(son) fue de los fundadores de la JAR y ejerce como punk desde los 80s por el ímpetu de tomar la calle como territorio de convivencia. “Vivíamos – cuenta - en condiciones tan marginales que casi de manera natural estábamos confrontados con la policía. Ya luego vino la participación de los punks en las movilizaciones contra los 500 de opresión por la conquista de América, en 1992 y en 1998 se comenzaron a realizar los encuentros anarko punks, a partir de ahí el movimientos generó propuestas políticas, sociales y autónomas desde varias corrientes y visiones. Lo importante del encuentro fue que se reunieron casi todas las formas de ver el punk y que demostró que hemos aprendido a debatir sin golpes, antes eso era impensable. Con el encuentro reafirmamos que para todos nosotros el punk fue la manera de tener una vida más interesante, creativa e independiente, fue la manera de huir de la explotación a la que habríamos estado destinados”.

Dekadencia G

Sin lugar a dudas una de las presencias más significativas en el encuentro fue la del anarko punk argentino Dekadencia G quien, como invitado especial, brindó un amplio panorama de su experiencia:

“Comencé a ser punk en 1980, en plena dictadura, después en el 83 vino la supuesta democracia con Raul Alfonsin que se basaba, igual que los gobierno de ahora, en los mismos códigos autoritarios. Entonces nos juntamos con los anarquistas principalmente obreros, pero también estudiantes, ambientalistas y de varios tipos. Encontramos con ellos muchas coincidencias, el “do it your selves” que nosotros retomamos de Crass y del movimiento punk de Inglaterra, embonó bastante bien con la autogestión que ellos pregonaban. Desde entonces hemos estado organizados promoviendo el derecho la vida, la acción colectiva, el cooperativismo, la educación popular, y entre otras cosas volver a mirar las aportaciones de las culturas originarias.

Cuando los cacerolazos de 2001 varios de nosotros quedamos sin trabajo, pero vimos con satisfacción que mucha gente comenzaba a hablar de autogestión, de trueque y de muchas cosas que siempre fueron reivindicaciones del anarko – punk y en esos días surgieron espontáneamente en las asambleas barriales. Hoy tengo 41 años y dos hijas, formo parte del colectivo Libertario de Mar de Plata. Nos hacemos cargo de la Biblioteca Popular “Juventud Moderna” que es de las más grandes de Argentina, desde que fue abierta por los anarkistas en 1909, también hemos recuperado el Teatro Diagonal para 2000 personas, el objetivo es hacer teatro popular y un sitio de encuentro para la comunidad.

Una de las experiencias más importantes de punk en Argentina es, sin duda la de los “Mapunkys”, hijos de mapuches que han optado por ser punks dada las coincidencias entre las formas organizativas de los punks y los pueblos indígenas”.

Decadencia G hizo notar que en Argentina no puede hablarse de movimiento punk pues más bien se trata de varios colectivos esparcidos en todo el país con nulos nexos orgánicos. Tras el Encuentro podemos afirmar que México es un caso similar, sin embargo, es imposible restarle valor a una identidad que, como se demostró en el Encuentro, ha echado raíces en diversos territorios, ha proclamado la autogestión como forma de lucha y ha dado rumbo a la vida de centenas o miles de jóvenes cuya inserción en el capitalismo ha sido, por necesidad o por convicción, tan precaria como las posibilidades de desarrollo en el mundo al revés de nuestros días.

tomjoad13@hotmail.com