London After Midnight en México. Oscuros comunistas...de boutique.
Víctor García zapata
Milenio Diario, 19 de octubre de 2008
Sean Brennan y su concepto London After Midnight son, en varios sentidos, un lugar común del rock dark- gótico: Su andrógina pinta basada en una especie de forzada tristeza en un rostro repleto de maquillaje blanco palidecente provoca más ternura que terror. Tomaron su nombre de otra disciplina artística, en este caso copiaron el de la película de terror de 1927. Son más famosos en México que en cualquier otra parte del mundo, y, entre otras cosas, no se reconocen como góticos y aprovechan cualquier oportunidad para deslindarse de la sub cultura en la que casi todos son, al menos visualmente, iguales a ellos.
Pero, esquizofrenias a parte y la verdad sea dicha, también hay razones para creerlos poseedores de una personalidad propia que les ha redituado en casi 20 años de carrera y en vasto prestigio dentro del “movimiento oscuro”. No por nada el impacto que me produjo verlos el 31 de enero 1997 en el Rockotitlán de Avenida de los Insurgentes. Por lo mismo fue quizás, el portazo masivo en el todavía Salón 21 aquel 18 de septiembre de 4 años después, y por algo ha de estar siendo la alharaca que se ha armado en los bajos mundos con miras a su presentación del próximo sábado 22 de noviembre en el Circo Volador, para presentar el esperado tercer disco de rolas originales de su carrera (el anterior, Odities de 1998, es una colección de remixes)
La calidad de sus discos anteriores fue lo que inicialmente despertó el interés. El primero “Selected escenes from the end of the world” (1996) irrumpió en los circuitos de la música alternativa de aquellos días como el relevante documento musical que revivió el tradicional sonido angustiantemente atmosférico del dark de los 70, considerado como la primera generación, para fusionarlo con elementos de garage, y de death rock, y crear ritmos lo mismo etereos que bailables. De ahí el hit “sacrifice” tan romántica y cursi como propicia para su reproducción en el MTV de la época. Suficiente para alternar con The Cure, Green Day, y otras luminarias en festivales de Verano. El segundo “Psycho Magnet” (1996) es un álbum mucho mejor producido pero con ritmos más ambientales y menos melódicos que terminó por confirmar su relevancia en los circuitos subterráneos pero enterró sus guiños al “mainstreem”. Desde entonces firmaron con la disquera Metropolis, independiente pero con gran capacidad de distribución en todo el país.
Su presencia escénica no es poca cosa. El histrionismo del vegano Brennan y la complicidad de todos los demás, que son miembros itinerantes del grupo, construyen momentos sumamente expresivos en torno a una teatralidad romántica, introspectiva y sórdida que deriva en toda una representación idílica del ambiente underground.
Pero su tercer álbum, “Violents acts of beauty”, editado tardíamente a finales de 2007 es el que confirma que Brennan y su concepto LAM son distintos a la mayoría de los grupos “darkys”. Incluso, las platicas de pasillo del Da Da X del Centro Histórico, el Under en la Colonia Roma entre otros clubs en cuyas pistas de baile sobrevivieron los 9 años de ausencia discográfica, lo revelan como un disco controvertido. Por un lado, porque su estilo rock – dark se desplazó sin recato a una categoría electrónica casi industrial coqueteante con ritmos EBMs (Electronic Body Music) mucho más ligeros y accesibles, aunque, hay que decirlo, que una buena dosis de arreglos guitarreros, flauta y otros vientos, que logran una brillante y enérgica aunque poco ortodoxa producción.
Pero, sobre todo, rompieron esquemas y expectativas porque a costa de un otrora contenido poético en las letras, ahora priorizaron un ideario político que se había mantenido latente pero confuso.
La decadente situación en la que Bush deja al país entero parece haber sido la razón principal por la que Brennan, que tantos cuestionamientos había recibido por iniciar la canción Revenge del primer álbum con el sampler de un discurso de Hitler, decidió aclarar cualquier duda construyendo un posicionamiento directo y panfletario sobre el estado de la cosas.
Ahora no dejó nada en el tintero: Denuncia la caída de la moral y la ética en (“The beginning of the end”), ironiza sobre el pensamiento fascista que los republicanos imponen a su país (“Are you felling fascist”) Amenaza con movilización para romper esquemas tradicionales (“Nothing sacred”) da cuenta de la enfermedad de poder de Bush (“Complex messiah”), advierte la censura y el maniqueísmo (“America is a fucking disease”) y desafía cualquier concepción sobre la responsabilidad de los soldados en la guerra cuando dice: “No me importa si te lastimas, no me importa si estas ciego, si ya es muy tarde para convencerte (de las mentiras para justificar la invasión a Irak) entonces puedes morirte” (“Republic”).
Ya de por sí, el arte del disco anuncia una posición más anarco - comunista que gótica en tanto que sustituye las habituales telarañas por puños en alto y siluetas que refieren al ejercito rojo, pero por si algo faltara, el estupendo cuadernillo incluye un manifiesto que comienza: “Estamos viviendo tiempos de grandes disparidades, en los que nuestro Gobierno lo ejercen corruptos que prefieren ser cómplices de la grandes corporaciones que quieren mantenernos ignorantes y apáticos ante la situación” que sigue: “nos han vendido una idea disfuncional de sociedad que solo alimenta las ansias de poder de los gobernantes a los que nada les importamos” y que termina: “ Ahora es el tiempo de desafiar a nuestros lideres fascistas, estamos en nuestra ultima oportunidad de cambiar el mundo y basar nuestra existencia en los valores de la libertad, el enriquecimiento intelectual y la evolución”.